La recta de Despaigne ha llegado a 97 millas como máxima, nada mal para un lanzador que promediaba 91.2 en los tres años anteriores. Foto tomada de Zimbio |
Por Francys Romero.
El cubano Odrisamer Despaigne fue designado para abrir el juego del sábado ante los Padres de San Diego y no defraudó. Se veía calmado, confiado de sí mismo. Lanzó rectas de 95 millas y transitó seis entradas en las que sólo permitió una carrera, provocada por un error del cátcher J.T. Realmuto.
Los Peces necesitaban la ayuda del derecho para seguir luchando por un puesto del Comodín en la Liga Nacional. Finalmente, el juego se decidió en la 11na y los Marlins se llevaron la victoria.
"Venía de lanzar tres innings en sólo dos días, pero todo salió bien y logramos el triunfo", le dijo Despaigne a Las Mayores.com.
Este aire de velocidad renovada lo ha hecho perdurar más en los partidos. Ha llegado a 97 millas como máxima, nada mal para un lanzador que promediaba 91.2 en los tres años anteriores.
"Cada año he ido mejorando mi preparación y por eso mi brazo se ha mantenido fuerte", expresó Despaigne, quien sufrió una inoportuna lesión del oblicuo en los entrenamientos de primavera que le privó de competir por un puesto en la rotación. "Hasta ahora he tenido un buen desempeño, tanto en Triple-A como en Grandes Ligas".
La realidad ha cambiado para los Marlins. El equipo juega por encima de .500 y la rotación no contaba con las lesiones de Edinson Vólquez y Wei Yin-Chen. Ahora, más que nunca y en la recta final, se precisa de brazos como los de Despaigne, Vance Worley, Adam Conley y Justin Nicolino.
"Aún no estamos en zona de playoff, pero el equipo está jugando bien; queremos seguir así y aprovechar el momento" señaló Despaigne. "No nos preocuparnos por lo que puedan hacer los demás; por ahora estamos disfrutando y saliendo a jugar todos los días dando el máximo".
En 24.1 innings durante el 2017, el derecho posee una efectividad de 3.70. Tras ser subido de las menores el pasado 28 de julio, inició trabajando desde el bullpen y el oponente sólo le ha bateado para .233 de promedio.
A sus 30 años de edad, Despaigne busca un espacio en la rotación de los Marlins. Sabe que la oportunidad de demostrarle a la organización su valor es el presente y no el mañana.
"Todos los días intento mejorar y aprender", dijo. "Creo que es sólo cuestión de confianza. Ahora mismo me siento muy bien y he ayudado también desde el bullpen".
Existe un sentimiento en Despaigne desde que llegó a los Marlins. El cubano siente la organización como su propia casa y desea permanecer allí el resto de su carrera. Se ve a sí mismo cerca de su familia y de Cuba.
Despaigne sufrió por no ser considerado en Cuba y ha sufrido de lesiones y viajes a las menores en sus cuatro temporadas como profesional. Se ha sobrepuesto a la adversidad.
"Me he superado en todos los aspectos, tanto físico como mental, y sobre todo no he perdido las ganas de jugar béisbol".
Despaigne está seguro de que aportará su grano de arena en el intento de los Peces de alcanzar la postemporada. Un equipo que no tiene nada que perder, por el momento sueña.
"Lo que está reinando ahora mismo es la alegría, las ganas de divertirnos y la unión. Eso se ve reflejado en los resultados" comentó. "La presión es algo normal en el juego; lo importante es saber controlarla".
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