Pinar del Río y Artemisa necesitan ganar al menos 15 de los últimos 21 partidos de la 57 Serie Nacional de Béisbol si desean avanzar a la postemporada |
Por Aliet Arzola Lima
Pinar del Río y Artemisa necesitan ganar al menos 15 de los últimos 21 partidos de la 57 Serie Nacional de Béisbol si desean avanzar a la postemporada; eso, y esperar por una debacle de magnitudes inusitadas de Industriales o Granma, los dos rivales que todavía divisan en el horizonte.
Así de cruda es la realidad de Vegueros y Cazadores, cuyo margen de error se ha reducido al mínimo. Por ejemplo, antes de la jornada del lunes los vueltabajeros estaban a 4.5 juegos de los Alazanes y a 5.5 de los Leones, mientras los artemiseños se ubicaban a seis y siete rayas completas, respectivamente, de orientales y capitalinos.
Esa es una brecha inmensa que cuesta mucho recortar en un mes, máxime si tienes un sinfín de lagunas en cada uno de los renglones de juego. La ofensiva y el pitcheo de relevo de los pinareños han quedado en deuda, en tanto los serpentineros y la defensa de los Cazadores han dado un bajón tremendo, a pesar de los refuerzos.
Visto así, no tiene mucha vigencia aquello de que no van lejos los de adelante si los de atrás corren bien, porque, en efecto, todos los intentos de despegar de los más retrasados han sido cortados de tajo. Para darle un vuelco a la situación, tanto Artemisa como Pinar necesitan cadenas de victorias, barridas, en particular contra sus rivales directos, pues ya Las Tunas y Matanzas han tomado una diferencia demasiado grande.
En el caso de Pinar del Río, la segunda ronda ha sido muy amarga, porque ellos terminaron la etapa inicial entre los cuatro punteros y ahora han caído de los puestos de postemporada. Contrario a lo que pudiera pensarse, no es la primera que esto ocurre desde que se implantaron los refuerzos hace cinco años.
En cuatro oportunidades, al menos un equipo ha remontado para meterse en los play off, y tres de ellos terminaron levantando la corona. En la Serie 52, por ejemplo, Villa Clara culminó la fase clasificatoria en el octavo lugar, pero prendieron las turbinas, se colaron en el grupo de los cuatro finalistas y ganaron su primera corona en 18 años.
En la Serie 53, Pinar del Río saltó del quinto escaño en la fase inicial hasta el segundo en la ronda élite, y también se coronaron. Lo mismo sucedió en la edición 54 del clásico doméstico con Ciego de Ávila como protagonistas, mientras en la 55 Matanzas saltó del séptimo lugar al primero, pero luego perdieron en semifinales. Solo el pasado año los mismos cuatro punteros de la primera ronda pasaron después a la postemporada.
Ahora bien, la máxima diferencia que se ha borrado en dichas ocasiones fue en el 2012, cuando los villaclareños de Ramón Moré descontaron tres partidos a los Industriales. Jamás, en el último lustro, un equipo se ha recuperado de una desventaja de cuatro o más juegos, por lo que el Everest de pinareños y artemiseños es muy empinado.
Con información tomada de Granma
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