Por Norland Rosendo / rosendo@juventudrebelde.cu
Si en Cuba hubiera un ranking para los talentos del béisbol menores de 20 años, el primer lugar lo ocuparía el santiaguero Oscar Luis Colás. Virtuoso lo mismo al bate que lanzando, regresó recientemente de la academia de los Halcones de Softbank, jugó con el equipo de esa franquicia en la segunda división de las Grandes Ligas japonesas y es una de las cartas seguras que lleva Cuba al Panamericano Sub-23 que comienza el próximo viernes en Panamá.
El prospecto había debutado con 17 años en la temporada anterior de la Serie Nacional con las Avispas de su provincia. En 79 veces al bate exhibió poder en su swing al conectar cinco tubeyes y cuatro batacazos de vuelta completa. Su línea ofensiva fue de .278/.370/.494, y puede calificarse como aceptable para su edad y la exigencia del torneo.
Ahora está en los planes que Colás sea empleado tanto en el line up como en el box en la cita continental, donde se repartirán cuatro plazas para el Mundial de la categoría del año próximo. En uno de los entrenamientos de la selección dirigida por Ariel Pestano, el muchacho de Santiago de Cuba dialogó con JR.
—¿Qué te aportó la experiencia en Japón?
—Es un béisbol de otro nivel, superior al nuestro, de mucha inteligencia en todos los aspectos de juego.
«A mí me ayudó a mejorar en la concentración y la disciplina táctica.
«Los técnicos me cambiaron la forma de bateo, sobre todo porque tenía problemas con los pitcheos lentos y la recta dura y pegada. Poco a poco me fui adaptando con la ayuda de los entrenadores. Allá los pitcheos por la zona de adentro son más efectivos que aquí».
—Supongo que también hayas aprendido mucho respecto al pitcheo…
—El trabajo se centró en la colocación de los lanzamientos en la zona de strike. Ellos le dan mucha importancia al control. Aquí en Cuba yo no gozaba de gran comando, y allá durante las prácticas y en el bull pen mejoré mucho en ese aspecto. Todos los días tiraba entre 80 y 90 pitcheos.
—¿Y sobre la velocidad?
—Me llegaron a registrar envíos de 94 millas por hora, tres más que mi récord en Cuba, en ese progreso influyó que me corrigieron los movimientos y la agresividad a la hora de soltar la bola.
—¿Aprendiste algún lanzamiento?
—Me están enseñando la recta cortada, que es muy efectiva en un lanzador. Domino ahora recta, cambio, sinker y recta cortada y de vez en vez tiro el tenedor.
—¿Ya tienes en mente a qué te vas a dedicar en el futuro, si a lanzar o batear?
—Me gustan las dos funciones. Todavía no me he decidido, unos técnicos me sugieren una cosa y otros lo contrario.
—Si tu elección fuera jugador de posición, ¿cuál prefieres?
—Las mismas que juego, primera y jardinero.
—¿Y si te decantaras por el box?
—Me siento cómodo de relevista.
—¿Cerrador?
—No, prefiero ser relevo intermedio.
—¿Qué te resulta más difícil en Japón: pitchear o batear?
—Es más complicado batear. Los lanzadores allí no pierden la concentración, su objetivo es sacar out al bateador y no les preocupa nada más durante el juego.
—¿Hay diferencias entre las enseñanzas de José Manuel Cortina y las de los técnicos en Japón?
—No, al revés, se parecen mucho.
—¿En qué aspectos ves superior al béisbol asiático del latino?
—En la concentración. Allá todos están puestos para el juego, estudian todos los detalles, en eso nos sacan mucha ventaja.
—Ellos están apostando ahora a los bateadores de fuerza, que conecten jonrones, ¿te exigen eso a ti también?
—Claro, eso es lo que más les interesa en el bateo, y es lo que quieren de nosotros.
—¿Y te hablaron de renovación del contrato?
—Sí, debo regresar nuevamente. Al menos eso fue lo que me dijeron.
—Eres uno de los atletas más importantes de la selección cubana para el Panamericano. ¿Cómo asumes esa responsabilidad?
—Vamos a buscar la clasificación para el Mundial y daré todo lo mejor de mí por el triunfo del equipo, sea cual sea la misión que me asignen. Lo mío es jugar béisbol y hacerlo bien siempre.
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