Por Ignacio Serrano.
Prácticamente nadie conocía a Adonis García fuera de Cuba a comienzos del 2011, cuando llegó a Venezuela buscando convertirse en pelotero profesional. Seis temporadas después, el infielder de los Bravos de Atlanta nacido en Ciego de Ávila cosecha aplausos, rompe récords y ya es el pelotero extranjero que durante más tiempo ha defendido el centenario uniforme del Magallanes.
García fue una sorpresa para muchos reporteros cuando, en el inicio de su primera pretemporada, le vieron tomando roletazos en las paradas cortas. "¿Y quién es ese?", recuerda el periodista Alexander Mendoza que le preguntó a Luis Blasini, entonces gerente deportivo de los Navegantes. "Es un cubano que está como invitado", respondió lacónicamente el ejecutivo.
Ni siquiera tenía contrato. Pero muchas cosas han cambiado. Blasini ya no ocupa un lugar en la oficina de la nave, Mendoza es ahora el jefe de prensa de la LVBP y el antillano acaba de convertirse en el pelotero importado con más jonrones en la historia del equipo turco.
"Estoy aquí para seguir preparándome", afirma García, que disparó 14 cuadrangulares en 2016 con los Bravos, pero apenas pudo disputar 57 encuentros en este año, debido a una lesión. "Mientras más turnos agarre aquí, mejor".
Es una buena noticia para los magallaneros. El toletero derecho ha sido una fuerza en el lineup desde su llegada, hace más de un lustro, con una línea de por vida que muestra promedios de .317/.364/.471 después de seis zafras.
Ningún forastero ha venido tantas veces al país suramericano para actuar con los bucaneros, como él. Es algo especialmente notable, pues esa divisa cumplió en noviembre 100 años de creada, con una rica historia que incluye nombres como los de Cito Gaston, Dave Parker y Mitchell Page, integrantes de lo que llegó a llamarse el Poder Negro del Magallanes.
García no sabe mucho de marcas. Al menos es lo que dice. "Lo único que sé es que son seis temporadas", asegura. El 13 de diciembre, sin embargo, su segundo bambinazo de este torneo le dio 29 en su carrera con los valencianos, uno más que Jim Pendleton, para adueñarse del máximo registro.
Pendleton fue un patrullero con ocho años de servicio en las Mayores, entre las décadas de los 50 y 60. Fue precisamente en ese tiempo cuando se convirtió en el principal toletero llegado allende las fronteras para defender a los navieros.
García lo dejó atrás con ese swing ante el mexicano Francisco Rodríguez Murillo, ex ligamayorista de los Tigres de Aragua, y sigue acercándose a Gaston en el liderato de todos los tiempos entre los empujadores, mientras amenaza a Jim Holt, otro miembro del Poder Negro, en el tope de los dobletes.
"No estoy pendiente de esos números", sostiene el antesalista. "Yo simplemente vengo a jugar y ayudar al equipo en lo que pueda. Ese ha sido siempre el objetivo".
Su aporte, sostiene, es también su forma de expresar agradecimiento. Aunque en su isla natal sumó siete justas en la Serie Nacional, su verdadera carrera profesional comenzó aquel día de 2011 en que llegó subrepticiamente a Venezuela.
"Mi papá me enseñó desde que era muy pequeño algo que es muy importante: ser agradecido", cuenta. "Siempre lo digo, me siento muy agradecido, y voy a regresar cada vez que pueda. Quiero devolverle al fanático todo lo que me ha apoyado y tratar de devolverle el favor a la organización que me dio esa primera oportunidad. No hay nada mejor que el agradecimiento".
La rutina que cumple desde el comienzo de esta década le ha servido. Su desempeño con Magallanes le permitió conseguir una oportunidad en las Ligas Menores con los Yanquis de Nueva York. Luego de repartir batazos en el Caribe, se ganó finalmente el llamado a la gran carpa.
"Aquí me siento bien", explica. "Hago mi preparación antes de venir, la sigo durante la temporada aquí y continúo en Estados Unidos por el tiempo que me queda" antes del Spring Training.
Sabe que le espera un desafío en los entrenamientos primaverales. Durante su ausencia, Atlanta probó alternativas en la tercera almohadilla y no tiene un lugar seguro en la alineación.
No le preocupa. Al menos es esa su conclusión.
"No espero que me regalen nada", afirma. "No estoy pensando en si voy a jugar (con el equipo grande), si estaré en el Día Inaugural, nada de eso. Trato de controlar lo que está en mis manos. Cuando llegue al Spring Training, sabré lo que tengo que hacer".
"Hace mucho tiempo aprendí a no 'darle mente' a lo que no controlo", continúa. "Para mí, siempre ha sido un placer venir a jugar, pero esta vez estoy aquí para mantener mi preparación, porque no jugué mucho. Quería ver cómo estaba de la lesión. Y, gracias a Dios, me siento bien".
García no es el único cubano con un papel estelar en la LVBP. Félix Pérez es bastión en la ofensiva de los Leones del Caracas. Rangel Ravelo, Jorge Martínez y Yoanner Negrín apuntalan la alineación y la rotación de los Cardenales de Lara. Un total de 19 peloteros salidos del país antillano han participado en la actual campaña, incluyendo algunos que apenas inician sus carreras, como alguna vez le pasó a él.
A todos sus compatriotas les dice lo mismo, cuando descubre a alguno que está dando sus primeros pasos en el extranjero.
"Lo más difícil es tomar la decisión de salir", confiesa. "Después de eso, ya uno tiene claro lo que le espera. Hay que esforzarse y trabajar fuerte. No controlamos las estadísticas, los éxitos y los resultados. Hay que prepararse y estar dispuesto".
García ayudó al Magallanes a meterse en la postemporada. Seguirá activo en enero, buscando pagarle a los Navegantes "la oportunidad de jugar profesionalmente por primera vez".
No se imagina algún día en el Salón de la Fama de los turcos o en el pabellón de los inmortales de Venezuela, para el que es elegible desde que disputó su quinta zafra en el país.
"Cuando lo vea, lo creo", responde. "Lo pensaré cuando termine de jugar, bienvenido lo que venga. Pero mi objetivo ahora es estar enfocado en darle a los fanáticos magallaneros lo que tanto quieren: otro campeonato más".
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