Orestes Kindelán y el arte de impulsar carreras

En lista exclusiva, Orestes Kindelán sería el octavo en el mundo remolcando carreras
En lista exclusiva, Orestes Kindelán sería el octavo en el mundo remolcando carreras
Por Sigfredo Barros Segrera

Las bases llenas. Dos outs. Parte baja del noveno inning, ventaja del visitador 1-0. El bateador ha conectado dos fouls y al siguiente lanzamiento produce un elevado muy largo hacia el centro del terreno; el jardinero en ese territorio corre raudo y en el último momento atrapa la pelota. Cero carreras y tres hombres quedados en circulación. La falta de un batazo a la hora buena condenó al dueño de casa a la derrota.




¿Cuántas veces hemos visto esa escena? De nada vale embasar hombres en las almohadillas si después ningún otro jugador es capaz de remolcarlos hacia el plato. Entre todas las estadísticas en el béisbol, las carreras impulsadas tienen una importancia capital. No por gusto es una de las tres categorías incluidas en la Triple Corona, junto al average de bateo y los cuadrangulares.

Pero, aunque usted no lo crea, tiene sus detractores. Algunos estadísticos argumentan que las carreras impulsadas se perciben no ser muy útil para valorar el desempeño de un bateador, pues puede depender del éxito o el fracaso de otros, o dicho de otra forma, necesita que uno o más de sus compañeros de equipo entren en circulación para acreditarse una carrera impulsada. El jonrón solo equivale a una.




Las anotaciones remolcadas no se consideraron una estadística oficial hasta 1920, aunque desde antes se contabilizaban, y hoy día, gracias a varios de los miembros de la Sociedad Americana de Investigación del Béisbol (conocida por sus siglas en inglés SABR, de donde proviene la palabra sabermetría) podemos conocer quién fue el primer campeón de impulsadas: el receptor y antesalista de los Chicago White Stockings, James «Deacon» White, miembro del Salón de la Fama de Coopertown, quien en 1876 fletó hacia el plato a 60 corredores.

Hank Aaron fue líder histórico en total de bases e impulsadas. 
Foto tomada de www.wikipedia.org Foto: Tomada de Wikipedia

¿EL SECRETO? DISCIPLINA EN EL PLATO

El viernes 22 de enero de 1993 llegó a Cuba uno de los más grandes peloteros en toda la historia de las Grandes Ligas, líder histórico en carreras impulsadas y segundo en jonrones, el exjardinero de los Cerveceros de Milwaukee y los Bravos de Atlanta, Hank Aaron.




Durante una conferencia con la prensa cubana le pregunté cuál había sido el secreto para conectar más de 750 jonrones y remolcar más de 2 000 compañeros hacia el home. La respuesta fue: «Disciplina en el plato. La mayoría de los bateadores llegan ansiosos a consumir su turno al bate cuando tienen hombres en circulación. Piensan –y es así–, que los lanzadores toman mucho más precauciones y se concentran mucho mejor. Yo trataba de relajarme y esperar un envío que me resultara cómodo para dirigir la pelota hacia donde no hubiera un fildeador».

Estoy convencido de la escasez de disciplina de muchos jugadores cubanos a la hora de batear con corredores en bases. Un dato lo corrobora: en la segunda fase de la 57 Serie Nacional, los seis conjuntos participantes acumularon 7 962 hombres en posición anotadora, segunda y tercera bases, y de ellos consiguieron pisar la goma solo 1 872, la cuarta parte del total.

El actual récord de carreras impulsadas en una temporada está en poder del santiaguero Alexei Bell desde la 47 Serie, cuando propulsó a 111 compañeros.




En la pasada temporada el líder resultó ser el tunero Rafael Viñales, con 80.

¿CUÁL ES EL PROMEDIO?

Valdría la pena indagar cuál es el promedio de impulsadas por veces al bate de los mejores, los líderes en más de una liga. La tabla que acompaña este comentario coloca a ocho hombres de cuatro nacionalidades diferentes (Estados Unidos, Japón, México y Cuba), todos con más de 6 000 turnos oficiales al bate.

Comencemos por el «Tambor Mayor» de los santiagueros, el palmero Orestes Kindelán. Es el de menos cantidad de turnos, por tener nuestras series calendarios más cortos (90) juegos, frente a las Grandes Ligas (162) y Liga Profesional Japonesa (143). Pero su promedio es similar al del zurdo inicialista nipón Sadaharu Oh, a pesar de la ventaja del nipón en cantidad de jonrones (362).




Otros tres sluggers zurdos sobresalen en la relación, entre ellos el que es considerado por muchos el mejor bateador de la historia, el carismático Babe Ruth. El oriundo de Baltimore promediaba 0,26 impulsadas por vez al bate, lo cual parece ser el promedio de los mejores. En el caso de Barry Bonds, a pesar de ser el de mayor cantidad de bambinazos en Grandes Ligas, no pudo redondear la cifra de 2 000 remolques, con un promedio de 0,20.

Llaman la atención los totales de Lou Gehrig. Apodado con justeza «el caballo de hierro», por sus 2 130 partidos consecutivos, la carrera de Gehrig se vio dramáticamente truncada a los 38 años al serle diagnosticada una enfermedad llamada esclerosis lateral amiostrófica. Por esa razón solo jugó 17 temporadas y acumula menos veces al bate que el resto, quedándose a siete impulsadas de las 2 000 y también a siete de los 500 jonrones, a pesar de batear siempre detrás de Ruth. Su promedio de 0,25 parece ser el nivel de los punteros en este importante departamento ofensivo, equivalente a una cada cuatro turnos.




Sin lugar a dudas, impulsar a compañeros anclados en las almohadillas es una tarea difícil. Son necesarias cualidades como concentración de la atención, paciencia y disciplina para seleccionar el mejor lanzamiento posible.

VB
IMP
HRS
PROM.
Hank Aaron
12364
2297
755
0,19
Babe Ruth
 8399
2214
714
0,26
Sadaharu Oh
 9250
2170
868
0,25
Alex Rodríguez
10566
2086
696
0,20
Barry Bonds
 9847
1996
762
0,20
Lou Gehrig
 8001
1995
493
0,25
Nelson Barrera
 9850
1928
455
0,20
Orestes Kindelán
 6588
1511
486
0,23



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