El inicio de la llamada Serie Especial de tres elencos, preparatoria para la participación del equipo nacional de Cuba en el torneo beisbolero de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, Colombia en el venidero verano, ha sido una decepción completa.
Al parecer, los dirigentes beisboleros de la isla no encuentran fórmulas para dar pie con bola con un torneo que debió estar preparado con mucha anticipación pues, de haberlo hecho, no tantas incongruencias se hubieran visto en solo la primera semana del evento.
Todo esto sin añadir que el principal espectáculo no se cumple. Para la prensa e incluso jugadores, no se sabe cómo tomar este torneo que reúne a algo de lo mejor que queda en la actualidad en la isla, en cuanto al pasatiempo nacional. Hay directores, como el oriental Pablo Civil, que de manera irresponsable declaró que el evento no era para ganarlo, sin embargo, durante choques vemos todo lo contrario. Cambios apresurados de lanzadores en el montículo y una lucha por alcanzar triunfos, como fue el caso de Occidentales este domingo, apelando incluso a sacrificios absurdos para buscar una igualada ante Centrales a la altura del octavo episodio jugando como visitante, o mandando al cerrador José A. García en el propio octavo inning para frenar una amenaza rival.
Pero no nos alejemos de la parte que toca a la Comisión Nacional de Béisbol (CNB). Primero, hay que decir que el calendario del torneo fue anunciado - o dado a conocer por los medios - menos de 24 horas antes del inicio del mismo, haciendo imposible la cobertura adecuada para todos aquellos que tienen el deber y otros el placer, de informar sobre un evento de esta índole. El director de la CNB, el ex lanzador espirituano Yovany Aragón, manda también señales contradictorias desmintiendo a la prensa nacional después de un incidente donde los elencos participantes no tenían reservada su estancia en la provincia de Santiago de Cuba para el inicio del torneo el pasado jueves, y tuvieron que moverse a las vecinas Guantánamo y Granma, para poder ser hospedados. Pocos días después y acorde a “opiniones desfavorables”, el calendario del torneo es cambiado para ajustar los estadios donde se jugaría, buscando evitar tanto ajetreo en el viaje de los jugadores y encargados de la Serie Especial. ¿Es esto algo serio?
Si a todo esto añadimos la falta de público a los estadios, en una competición que en los últimos 15 años resulta lo más cercano que hemos visto a las extintas Series Selectivas o Copas Revolución, pues ya nos damos cuenta desde donde comienzan los problemas. Para mi es bien justificada la casi no presencia de aficionados en hasta ahora los estadios donde se ha jugado, el Nguyen Van Troi de Guantánmo reunió a 4000 aficionados el pasado viernes, y el Guillermón Moncada de Santiago de Cuba 1750 espectadores en dos choques. Cada partido, por lo visto, resulta no uno entre lo mejor de la pelota en la isla, sino al parecer estamos viendo un torneo provincial o azucarero de béisbol - con todo el respeto que a estos se les debe - , con errores y horrores de todo tipo en el terreno de juego, deficiencias de bateadores, lanzadores y defensa en general, que hacen difֵícil observar el mal espectáculo que resulta cada choque a un nivel donde cosas como estas no debían suceder, al menos no con la misma frecuencia que hemos visto.
Un total de 52 carreras se han marcado Occidentales, Centrales y Orientales en solo tres choques, con 64 indiscutibles, y de manera alarmante se han cometido un total de 16 errores para nada más y nada menos que 14 anotaciones sucias. Si ha esto adicionamos que el pitcheo ha regalado 39 boletos – 5 intencionales – con solo 28 ponches y dos de los equipos presentan promedio de carreras limpias de 9.53 (Occ) y 12.91 (Ort) con sus abridores compilando para 7.04 PCL y 20.25, respectivamente, además de partidos que topan o sobrepasan las 3 horas de duración, pues imagínese qué aficionado quiere ver en vivo un espectáculo tan largo y de tan baja calidad.
Los malos signos también vienen dados en la creación de un evento de este tipo. Sin duda el ajuste este año del calendario competitivo de Cuba resultó una realidad para la posible intervención de los nacionales en las ediciones de la Serie del Caribe, pero hecho esto, al parecer no existía la planificación necesaria o se hizo de forma inadecuada, para mantener a una preselección nacional o, a los jugadores, en forma deportiva de cara al torneo internacional del año, los Juegos Centroamericanos, sin afrontar todos los avatares de estos inicios. Con luz larga debemos saber, no será esto un mal de solo esta temporada, volveremos a incurrir en lo mismo cada año, acorde a los compromisos del equipo Cuba y mientras el campeón cubano tome parte en la Serie del Caribe, si no cambian los encargados de dirigir con seriedad el máximo espectáculo nacional, así de claro y simple.
Muchos aficionados tampoco han tenido respuestas adecuadas a preguntas válidas sobre el torneo, simplemente por una pésima difusión. ¿Es solo esta la primera edicióٕn y podremos ver alguna continuidad o estabilidad del torneo en el futuro? ¿Se mantendrán solo tres elencos o si nuestro béisbol “crece” en cuanto a calidad de jugadores de las categorías menores se aumentarán los equipos?¿Todas las estadísticas del torneo serán o no adicionadas a la actuación histórica de los jugadores? ¿Qué tendrá más valor para la formación del elenco nacional cubano, la actuación individual de jugadores en este evento o la realizada durante la Serie Nacional?
Sin una clara definición de lo que se desea hacer será imposible volver a encaminar nuestra pelota por los rumbos que merece. Pese a la calidad y talento de jugadores que por doquier siempre se darán en la isla, es imposible motivarlos y enrumbarlos por el camino correcto en sus carreras profesionales, sobre todo si no les ofrecemos el respeto adecuado en la creación y desarrollo de un espectáculo del cual ellos son los principales protagonistas. Lo mismo aplica a toda una afición que merece ser medida con la misma regla. Se necesita mucho más que deseos de ganar nuevamente fuera de nuestras fronteras para enfrentar de raíz un problema que se ha vuelto crónico y desde ya afecta a un fenómeno social como siempre fue la pelota, algo que forma parte intrínseca de nuestro patrimonio cultural y que no debemos dejar morir o palidecer como sucede hoy día.
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