Publicado originalmente el 29 de marzo de 2018
Por Jesús Hernández Villapol.
Por Jesús Hernández Villapol.
Conversar con Fredi González, uno de los pocos cubanos que ha dirigido en Grandes Ligas es una oportunidad que no se podía dejar pasar, aunque fuera solo unos minutos, por el escaso tiempo de que disponíamos ambos.
El encuentro se produjo de modo informal, tras finalizar la práctica de bateo de los Marlins, previa a uno de los partidos de entrenamiento de primavera frente a los Nacionales de Washington, en el Complejo Deportivo Roger Dean, en la localidad floridana de Júpiter, en pleno terreno y bajo un ardiente sol, sin que mediara grabadora o apuntes.
El actual coach de tercera base de los peces, natural de Holguín, salió de Cuba en el año 1966 con apenas dos años, en la desaforada emigración hacia el norte que no ha cesado hasta nuestros días. Con humildad me confesó que como pelotero nunca llegó a jugar en Grandes Ligas, meta que pudo alcanzar en rol de dirigente.
Fue manager de los Marlins del 2007 al 2010 y de los Bravos de Atlanta, del 2011 hasta el 2016. Su récord como director de equipo es de 710 triunfos y 692 derrotas, aunque en su etapa con Miami tuvo que bregar con el club de más bajo presupuesto de la liga.
Los otros cubanos que han dirigido en la Gran Carpa son Mike González, Preston Gómez, Orlando (Marty) Martínez, Octavio (Cookie) Rojas, Carlos Tosca y el miembro del Salón de la Fama, Tany Pérez.
En más de un siglo no llegan a 20 los latinos que han logrado ese cargo, lo que hace más meritorio lo alcanzado por el nativo de Holguín. Para la temporada del 2018 tendrán las riendas de equipos en las mayores solo tres latinoamericanos: el mexicano Rick Rentería (Medias Blancas de Chicago), el estadounidense de origen puertoriqueño, Dave Martínez (Nacionales de Washington) y el boricua Alex Cora, que debuta con Boston.
A la pregunta de si creía en el nuevo proyecto de los Marlins, que encabeza Derek Jeter y que trajo el desmantelamiento del núcleo del equipo, con mucha seguridad me respondió afirmativamente, aunque acotó que los resultados no podrán verse hasta dentro de dos o tres años y si logran contar con la paciencia de la fanaticada, que no ha recibido con buenos ojos los cambios realizados.
El tema del racismo dentro de las Grandes Ligas no ha sido problema para este cubano, que como otros latinos, sí han tenido que sufrir de alguna manera discriminación. En su experiencia personal nunca sintió rechazo por sus orígenes, en una liga en la que las minorías étnicas aún no logran altos cargos.
En la MLB está normada la conocida Regla Selig, una política que exige que los equipos entrevisten a candidatos de grupos minoritarios para puestos gerenciales y de operaciones de alto nivel.
A propósito de este tema le pregunté su percepción sobre el incidente que se produjo en la pasada Serie Mundial, en la que el jugador cubano Yuli Gurriel fue sancionado por hacer un gesto en alusión a los ojos rasgados del lanzador japonés Yu Darvish, lo cual fue considerado como una burla a la procedencia asiática del jugador de los Dodgers de los Angeles.
Con la sonrisa en los labios que tuvo en la mayor parte de nuestro diálogo, Fredi González me indicó que lo consideraba algo sin trascendencia, propio de la época en que estamos viviendo, donde se va a los extremos en muchas cuestiones que no lo merecen.
Argumentó que para nosotros los cubanos el término chinito se emplea con frecuencia hasta como algo cariñoso.
Quise entrar en temas puramente deportivos, aprovechando la ocasión de estar frente a un experimentado hombre de béisbol, más aún si es uno de los contados cubanos que ha tenido el honor de dirigir equipos en Grandes Ligas.
Como ha sido la tradición de ver a los bateadores de mayor fuerza en la parte intermedia de la alineación, como tercero, cuarto o quinto en el orden al bate, me ha chocado ver a sluggers en Grandes Ligas como José Bautista o José Abreu situados en los turnos de primero o segundo.
Ante este particular, Fredi González me contestó que han sido recomendaciones basadas en la sabermetría (análisis del béisbol a través de evidencias estadísticas), que sugiere que a los mejores bateadores hay que ofrecerles la posibilidad de consumir la mayor cantidad de turnos.
Fredi González junto al autor |
Citó como ejemplo a Giancarlos Stanton, que como segundo en la alineación la pasada campaña, conectó 59 jonrones, anotó 123 carreras e impulsó 132, números que le valieron para ser elegido el jugador más valioso de la Liga Nacional.
Insistió en que trata de ser un dirigente de béisbol que evoluciona, que no opone resistencia a asimilar las nuevas fórmulas que enriquecen el juego.
Aunque me quedaron muchas preguntas pendientes a Fredi González, espero que estas notas de alguna forma sirvan para situar en su justo lugar a una gloria del deporte cubano, que como otros muchos, por vivir fuera de la isla, por los absurdos de la política, han sido ignorados en la tierra que los vio nacer.
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