Uno de los lanzadores más queridos en la capital, dueño de una curva aterradora |
Por Esteban Romero
Rigoberto Betancourt Herrera había nacido en 1944 en el Municipio Arroyo Naranjo, mientras que el lanzador de este artículo, Santiago “Changa” Mederos Iglesias, igualmente nació en el Reparto Apolo del Municipio indicado, el 8 de setiembre, también de 1944. Así que pudiéramos bautizar a Arroyo Naranjo como la tierra de los curveadores en Cuba.
Al igual que Rigo Betancourt, Changa lanzaba a la zurda y era algo más alto que Rigo, pero no mucho realmente. A temprana edad comenzó a jugar béisbol, jugaba los jardines y alguna que otra vez lanzaba. Durante de la década de los 50 el gran ejecutivo cubano, Bobby Maduro, había organizado a los Cubanitos, que venía a ser la cantera infantil de peloteros de los Cubans, equipo de la Liga Internacional (clase AAA). En los Cubanitos Changa se estrenó más que todo como jardinero, rol en el que se destacó y le permitió viajar a Nicaragua en 1958 para un tope amistoso. El hecho de haber sido jardinero hizo que Changa fuera siempre un bateador difícil de dominar, otra similitud con su coterráneo Rigo Betancourt.
Los Cubans se fueron en 1960 para New Jersey y Changa se quedó en Cuba, joven y con deseos de demostrar sus habilidades. Fue entonces que estimulado por su padre y con la asesoría del ex-receptor de equipos profesionales en Cuba, Gilberto “Chino” Valdivia, todo un maestro de la mascota, decidió dedicarse a lanzar. Changa poseía buena velocidad en su recta y su curva era menester saber controlarla, o sea que cayera en zona.
En la III serie nacional (1963-64), con solo 19 años, debutó Changa en la pelota nacional en el conjunto de los Occidentales dirigidos por Gilberto Torres. Realmente entonces era el clásico bolón, su evidente descontrol no le ayudaba a situarse en planos estelares, pero esto no es problema cuando la persona tiene deseos de superar las adversidades y eso fue lo que parece haber funcionado en Changa. El joven lanzador tenía curva y una recta con buena velocidad, lo cual con control serían armas para poder dominar a los bateadores rivales. En ese primer equipo en series nacionales tuvo la suerte de ser compañero de lanzadores, como Rolando Pastor, Maximiliano Reyes y Ángel “Lumumba” García. En la siguiente temporada fue parte de la nómina de los Industriales, equipo en el que se mantuvo hasta la campaña de 1967-68 (VII serie nacional), en la que ya Changa comenzó a mostrar su clase y su curva hacía estragos entre los bateadores rivales.
La curva de Changa fue como revivir casi la misma de Rigoberto Betancourt, con tremendo ángulo, un lanzamiento que viaja y cuando llega al home, le rompe la cintura al mejor de los bateadores. Por otro lado, el éxito de Changa estuvo al lograr control y la suerte de contar con un receptor experimentado como Ricardo Lazo.
Cuando Changa venía con control, apaga y vámonos, no había realmente rival que le pudiera hacer daño y el estadio Latinoamericano rugía con cada ponche que lograba. De los pocos bateadores que le vi darle a Changa, uno de ellos fue el oriental Fermín Laffita, al que el mismo Rigoberto Betancourt, por coincidencia, lo situó como el más difícil para él dominar.
En la VII serie nacional Changa blanqueó 8 veces a equipos rivales, algo que se dice fácil, pero que es tremendamente difícil. En la siguiente serie, la VIII (1968-69) y vistiendo el uniforme del equipo Habana, Changa se convirtió de hecho en el mejor lanzador de esa contienda. Fue co-líder en juegos iniciados (25), líder en ponches propinados (208), record que se mantuvo por años hasta que Maels Rodríguez se lo rompió al propinar 263 chocolates en la XL serie nacional (2000-01). Fue también co-líder en lechadas (6) (empatado con Roberto Valdés), co-líder en juegos ganados (17) (empatado con Rolando Macías) y lanzador más valioso de la VIII serie nacional. Además, propinó 20 ponches en juego del 30 de enero de 1969 frente al equipo de Camagüey, que se mantuvo igualmente como record en series nacionales hasta que el zurdo pinareño Faustino Corrales lo rompiera, al abanicar a 22 bateadores el 20 de diciembre de 2000 durante la XL serie nacional. El desempeño de Changa le sirvió para integrar el equipo Cuba al torneo cuadrangular de México (1968) y al mundial de República Dominicana (1969), donde fue uno de los dos habaneros que lograron hacer este último equipo.
En la IX serie nacional (1969-70), nuevamente con los Industriales, Changa continuó con su paso triunfador, fue líder en juegos completos (13), entradas lanzadas (136.2), ponches propinados (143) y juegos ganados (7), mientras que en la serie especial de 1970 fue co-líder en juegos completos (9) y líder en lechadas (7). El dominio de Changa fue extraordinario y cosas de la vida, estuvo a punto de lograr dos cero hits en el curso del año 1970. La primera oportunidad fue en el doble juego del 7 de Enero de 1970, precisamente cuando su compañero, el zurdo Rigoberto Betancourt lograra su primer y único juego de cero hit, cero carreras en series nacionales. Changa estuvo cerca de lograr esa hazaña ese día, pero cosas de la vida no lo logró. La segunda fue lanzando para el equipo Habana frente a los Orientales en juego de la serie especial de 1970. El gran zurdo llegó al noveno sin hits permitidos a sus adversarios, los que contaban en su alineación de aquel día a hombres de experiencia como Elpidio Mancebo, Agustín Arias, Ramón Hechavarría, José Dranguet y José “Chivo” García. Changa sacó el out 25 y el turno le correspondió a Fermín Laffita. Vino una curva que caía algo baja, pero el oriental le sonó el hit que le desbarató el cero hit.
Hay un detalle que nadie dice, aunque muchos deben saberlo. Las estrellas del pitcheo cubano por regla general han sido siempre muy admiradas por el sexo opuesto. Eso sucedía con Alarcón o Roberto “Jabao” Valdés cuando lanzaban con su acostumbrada excelencia en el Latino. Lo mismo comenzó a ocurrir con Changa. Las mujeres mostraban toda su simpatía a gritos por el gran curveador. Este autor vio en persona a una famosa cantante de aquel entonces, cuyo nombre me reservo, gritarle cosas muy agradables a toda voz en el Latino.
Otro detalle reportado, del cual no hay mucha información, es que el zurdo Whitey Ford, as de los Yankees de Nueva York, estuvo en el estadio Latinoamericano y vio a Changa lanzar, del que comentó su excelencia y lo comparó con el pequeño lanzador (168 cm) Bobby Shantz, zurdo que lanzara en 16 temporadas en las Grandes Ligas para los conjuntos de los Atléticos de Filadelfia, los Yankees, los Cachorros, los Cardenales, los Filis y los Colt 45 de Houston. No se puede negar esta información, lo que uno se pregunta cómo Ford cayó en la Habana en momentos que las relaciones estaban sumamente tensas entre Cuba y los EE.UU., más aún ¿qué fue a hacer allá?
Con los Industriales Changa se mantuvo hasta 1974, momento en que este equipo pasó a ser parte de las series selectivas y cambió por el ridículo nombre de Agricultores, Imagínense Uds., un equipo capitalino llamado así. De todas formas, Changa fue pelotero importante en la victoria de los Industriales de Pedro Chávez en la XII serie nacional (1972-73) y luego de los estrenados Agricultores de Orlando Leroux en la XIV serie Nacional (1974-75), cuando fue líder en entradas lanzadas (91.2) y ponches propinados (92).
Changa integró el equipo Habana en la I serie selectiva, torneo que tenía siete fuertes conjuntos participando. Su equipo quedó en segundo lugar superado por los Orientales, y el curveador resultó ser líder en juegos completos (10) y entradas lanzadas (119.2) en ese fuerte torneo. En la siguiente serie su equipo triunfó. Otra labor destacada tuvo en la IV selectiva (1978) cuando resultó ser líder en promedio de ganados (.778), que fuera su última en su carrera.
La labor perseverante y destacada de Changa le llevó a convertirse en el primer lanzador zurdo en arribar a las 100 victorias en series nacionales e igualmente ser el primero de todos en llegar a los mil ponches propinados, lo que consiguió en juego del 8 de marzo de 1975. En su carrera en 15 series nacionales y 4 selectivas, ganó 123 juegos, 106 completos, 41 lechadas, perdió 67, excelente WHIP de 1.09, PCL de 1.97 y los bateadores le bateaban para .197. Lo mejor de todo fue que ponchó a 1420 bateadores y concedió 633 bases por bolas, lo cual da una indicación de su control en el montículo. Sus 41 lechadas, le hacen ocupar el quinto puesto en este departamento, superado por estrellas del montículo como Braudilio Vinent, Rogerlio García Alonso, Omar Carrero y Jorge Luis Valdés. En promedio de juegos ganados ocupa el décimo puesto, superado por otras estrellas del pitcheo cubano como fueron José Antonio Huelga, Manuel Hurtado, Roberto Valdés, Juan Pérez Pérez y Walfrido Ruíz.
Como ya se dijo, Changa fue un buen bateador, los numeritos a este respecto indican que aunque promedió .164, logró conectar 72 hits en 438 veces al bate, entre ellos 7 dobles, 3 jonrones, anotó 33 e impulsó 34 carreras.
Internacionalmente hizo el equipo Cuba a los Juegos Centroamericanos de Panamá (1970) y Medellín (1978). En los primeros mencionados, logró ponchar a 21 bateadores del equipo mexicano. También integró el Cuba a los Juegos Panamericanos en México (1975); Campeonatos Mundiales en Santo Domingo (1969), Cartagena/Barranquilla (1970), La Habana (1971), Managua (1972) y Colombia (1976). En el campeonato mundial de 1969, Changa vino al rescate de Roberto “Jabao” Valdés e hizo un buen relevo frente a la escuadra estadounidense en el juego decisivo de esa competencia. Buenas actuaciones también registró en los Panamericanos de 1975, cuando logró una victoria y su PCL fue de 1.37, mientras que un año después, en el mundial de Colombia, lograba igualmente un triunfo con PCL de 1.37. Su peor desempeño en estos eventos lo tuvo en los juegos Centroamericanos de Medellín (1978), único en el que fuera castigado por los bateadores rivales, al registrar pobre PCL de 22.50.
En el período de su apogeo como lanzador, que comenzó en 1968, Changa fue casi siempre miembro de los equipos Cuba. Estuvo ausente en los equipos del campeonato mundial de la Habana (1973), y de los juegos Centroamericanos de República Dominicana (1974) solamente.
Lamentablemente, una vez más, un accidente de transito se llevó de esta vida a una estrella cubana del béisbol. Eso fue lo que le sucedió al inmortal Changa Mederos el 10 de diciembre de 1979 en la intersección de la Carretera del Lucero y la Calzada de Managua. De los traumas recibidos en el accidente no pudo recuperarse y murió cinco días después.
Como este autor le vio muchas veces lanzar, en el mismo estadio Latinoamericano, puede afirmar que la curva de Rigo se perdió en 1967, pero para suerte vino una igual de grande, la de Changa Mederos, probablemente el mejor lanzador zurdo en la historia de las series nacionales en Cuba y uno de los grandes curveadores cubanos de todos los tiempos.
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