NACIONAL Sub23: Azules barrieron en 4 juegos a los de Ariel Pestano

La barrida, no solo sirvió para escalar un peldaño en la tabla de posiciones (5to lugar), demostró que el equipo está listo para la contienda
La barrida, no solo sirvió para escalar un peldaño en la tabla de posiciones (5to lugar), demostró que el equipo está listo para la contienda
Foto: Abel Rojas
Por Boris Luis Cabrera.

Una semana de descanso, fue todo lo que necesitaron los pupilos de Lázaro de la Torre para reorganizarse y llenarse los pulmones con aire limpio. Atrincherados en su cuartel general durante el receso de las acciones, la tropa de la capital, con la carne abierta al sol después de perder seis de sus últimos ocho partidos, no se sentó a lamerse las heridas ni se cruzó de brazos, bajaron las cargas físicas, trazaron estrategias nuevas, y lo principal, sacudieron el polvo y el moho que estaban invadiendo, lentamente, la psiquis colectiva.


La dirección del conjunto hizo cambios en la columna vertebral de la alineación, y armados de la estirpe que siempre ha caracterizado a los equipos de la capital del país, llegaron a la ciudad naranja y plantaron la bandera azul en medio del campo rival, el resultado: Cuatro victorias al hilo.

Poco pudieron hacer los azucareros de Ariel Pestano ante el ímpetu de los leones, hundidos en el oscuro sótano de la zona occidental, fueron testigos de despertares ofensivos y de arengas épicas que fabrican carreras y humillan contrarios.

La barrida, no solo sirvió para escalar un peldaño en la tabla de posiciones (5to lugar), demostró que el equipo está listo para la contienda, que tiene la materia prima suficiente para construir sueños, que sabe venir de abajo, que tiene atletas con liderazgos, que su cuerpo de lanzadores está bien estructurado y es funcional, que el león si ruge, y que en el beisbol el entrenamiento en demasía, es un virus mortal en el terreno de juego.



Vencidas las primeras cuatro subseries, ahora pueden alardear de un balance positivo entre victorias y derrotas (9-7), mientras la moral se ha elevado a niveles sorprendentes y los cartelitos de sequias ofensivas se lanzaron por la ventana del ómnibus que los trajo de vuelta a casa por la autopista nacional. 

Ahora, la tarea es mantener el ritmo, cercanos a la mitad de la serie, no hay espacio para titubeos ni para más resbalones estrepitosos. La misión de Lázaro de la Torre se está moldeando con las manos, es ambiciosa y para llegar a ella hay que andar descalzo por caminos infestados de piedras con puntas filosas, pero no es imposible. Nos vemos en el estadio.

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