Alfonso Urquiola, impresionado por la medicina en Miami y cómo escapó de la muerte

Después de pasar unos días ingresado en el Kendall Regional Medical Center con un cuadro agudo de pancreatitis, Alfonso Urquiola se restablece ahora en el hogar de sus familiares en Miami
Después de pasar unos días ingresado en el Kendall Regional Medical Center con un cuadro agudo de pancreatitis, Alfonso Urquiola se restablece ahora en el hogar de sus familiares en Miami
Por Michel Contreras.

Después de pasar unos días ingresado en el Kendall Regional Medical Center con un cuadro agudo de pancreatitis, Alfonso Urquiola se restablece ahora en el hogar de sus familiares en Miami. El mal rato, como recientemente dijo su esposa Belkis, ha pasado.


“Puedes escribir que me le escapé a la pelona”, comenta vía telefónica sin abandonar esa espontaneidad que trajo al mundo. “La tenía ahí mismo, raspándome los talones. La pasé tan mal con el dolor que hasta perdí el conocimiento. Aquello no se podía aguantar”.

Por una favorable coincidencia, al momento de comunicar con él lo acompaña otra de las mayores glorias del béisbol cubano y antiguo compañero suyo en la selección nacional, Antonio Muñoz.

“Estoy aquí al lado de mi hermano Urquiola, compadre. Yo vine para acá de paseo y me enteré de que lo habían ingresado y ya es la tercera vez que lo visito desde que hospitalizó”, señala el Gigante del Escambray con su cordialidad de siempre.



El teléfono vuelve a las manos de Urquiola y le pregunto cómo se siente en estos momentos.

“Yo quisiera que tú me vieras”, contesta. “Estoy de lo más bien. Inclusive ya caminé un poquito y sin problemas”.

A seguidas, Urquiola –que espera regresar a Cuba para el próximo día 25- tiene palabras elogiosas para el trato recibido en el centro asistencial. “Fue muy bueno. Me pusieron un aparato que yo nunca había visto, me sacaron la grasa, me limpiaron la sangre... De todo”.

Antes de terminar la charla y desearle la mejor recuperación posible, le inquiero cómo hizo para “escapar de la pelona”, y me contesta con la misma velocidad que exhibía en cada pivoteo.

“La verdad es que ni sé cómo lo hice. Supongo que haya sido por lo que tengo yo”.

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