Con manager nuevo y todo, ¿Podrán los Industriales volver a sus tiempos de gloria?

Industriales de La Habana no ganan un campeonato desde el 2010
Industriales de La Habana no ganan un campeonato desde el 2010
Por Boris Luis Cabrera.

La novela del momento está llegando a su fin, el clímax llegará con la designación del nuevo director de los Industriales de un momento a otro, y la primera temporada verá caer las cortinas con la toma de posesión del elegido bajo un ruido estrepitante de fanfarrias y comentarios azules con destellos de todos los colores.


Pero después que todos los aficionados de la capital, de pie y sumidos en grandes ovaciones, despierten del letargo y con los ojos húmedos que siempre deja el final de las telenovelas melodramaticas, caerán del cielo las interrogantes como lanzas afiladas:

¿Se solucionarán de un golpe los problemas del equipo insigne de la capital?, ¿se recuperarán tronos y orgullos de épocas que ya parecen remotas?, ¿se desatarán vientos huracanados capaces de levantar toda la hojarasca que descansa sobre las glorias pasadas que impiden las conquistas de trofeos nacionales?, ¿podrá el nuevo director pasar por encima de etapas quemadas, eslabones perdidos y pirámides deportivas afectadas, y sacar el temple que palpita en los jugadores de sangre azul?, ¿cuánto puede incidir un director en el resultado final de un equipo?

Los aficionados esperan milagros, creen que grandes generales pueden comandar tropas diezmadas con bajo poder de ataque y con defensas quebradas, pero la realidad es bien distinta.



El trabajo de Víctor Mesa al frente de la tropa azul se puede catalogar de meritorio desde el punto de vista posicional y mediático, pero en estos momentos el equipo capitalino se encuentra en una etapa de transiciones y de cambios generacionales, donde su objetivo no puede ser ganar el campeonato a toda costa, importar legionarios de otras tierras, y en el afán de levantar trofeos, romper con el lógico desarrollo de las cosas olvidando las canteras propias y desechando futuros.

El nuevo director debe saber esas cosas, retomar el plan que traía Javier Méndez bajo el brazo y que por causas ajenas a su voluntad quedó interrumpido: Enterrar los championismos y sembrar para recoger frutos mañana.

La afición debe comprender estas cosas y no poner en tela de juicio la magia de Anglada, la inexperiencia de Tabares, o la rigurosidad del trabajo de De la Torre, en el caso que alguno de ellos, al final de esta novela, se queden al mando del equipo. Seamos honestos, vámonos al estadio con sirenas y banderas bien azules, con expectativas lógicas, pero sin piedras en la mano.

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