La temporada del cubano Yuli Gurriel puede terminar como uno de los años más raros en la producción de un bateador de .300 para los Astros de Houston |
Por Yirsandy Rodríguez.
La temporada del cubano Yuli Gurriel puede terminar como uno de los años más raros en la producción de un bateador de .300 para los Astros de Houston.
Aunque ha podido sobrevivir buena parte de la 1st-mitad del calendario bateando por encima de .300, .306, sus indicadores de poder --21 extra bases, pero solo cuatro jonrones-- han proporcionado un .425 slugging, demasiado lejos al .485 que alcanzó en la pasada temporada. La principal razón se debe a la pobre producción de jonrones, a pesar de haber bateado 3-for-5 en la tarde del domingo, incluyendo doble y Grand Slam, este último sobre un pitcheo del abridor de Kansas City, Jason Hammel:
Después de iniciar el domingo con .405 slugging, Gurriel dio un salto feroz hasta .425, gracias a ese Grand Slam y su doble No. 19 del año. Sin embargo, sus flashes de poder grueso aún han sido tenues: Acumula apenas cuatro jonrones en 252 ABs, para frecuencia de uno cada 63 turnos. Esa es la peor proporción en su carrera de tres años al más alto nivel con los Astros de Houston, pasando demasiado por encima de su registro anterior de 49.5 en agosto de 2017. Esa, obviamente, es una de las tendencias que más ha atentado contra el slugging de Gurriel, aunque su capacidad para golpear dobles todavía es realmente buena. Las proyecciones indican una gran probabilidad --si no hay lesiones graves en el camino-- de que sobrepase los 40 dobles por segunda ocasión en su carrera, luego de batear 43 en 2017.
Así pues, la nota preocupante en esta temporada exitosa dentro del home plate --si de promedio de trata-- es: ¿por qué Gurriel no está consiguiendo más jonrones?...
Analicemos algunos de sus patrones de contacto:
¿Qué hemos visto ahí? Como puedes apreciar, casi todos los numeritos de contacto son buenos y están lejos de cualquier indicio de retroceso: Está presentando el mejor BABIP (.330) de su carrera --aunque deberá bajar a medida que tome más turnos--, supera sus recientes contactos de rollings y líneas en años anteriores, disminuyendo los de fly en casi un 8.0% (7.9%). También ha sido menos propenso a los popouts, aunque está halado más la pelota y su producción hacia la banda opuesta va en ascenso.
A nivel general, solo muestra una minúscula caída en los batazos de dureza, pero está promediando la 13th-mejor marca esta temporada en velocidad de salida de los rodados (91.8 MPH). De hecho, ha recibido la más alta calificación de StatCast, pues acumula la mayor velocidad de salida en su carrera (90.0 MPH) y, por si fuera poco, está a solo dos hits dentro del infield de igualar la marca de 17, que registró en 701 PAs antes de esta temporada.
La habilidad de Yuli Gurriel para pegar hits continúa: Está golpeando .300 BA luego de 240 ABs, un promedio que es “extrañamente” superior al .280 predictivo de su xBA. Parece que su EV de 91.8 MPH --la 13th-mejor en MLB-- en grounders está avivando el éxito en sus BIP’s. pic.twitter.com/M3jVe6MSWT— Yirsandy Rodríguez (@Yirsandy2018) June 23, 2018
Con todos esos numeritos, para ser un bateador agresivo en el home plate, Gurriel obtiene bastante éxito, y ese, quizás, es el simple detalle que parece oculto en sus patrones de contacto, respondiendo a la extraña temporada de su promedio sobresaliendo demasiado por encima del poder.
Estadísticas de impacto de swing y disciplina en el home plate
Comparando su temporada de mayor muestra en 2017 (viajó al home plate en 564 PAs) con la actual, hay algunos indicios que revelan parte de la caída del slugging de Gurriel. Lo primero: Ha recibido menos pitcheos en la zona de strike (-3.10%), y esa es la razón principal de la respuesta ofensiva que está ofreciendo el inicialista de 34 años.
He aquí el punto de partida a seguir: ¿Cómo le está lanzando la oposición? En esta 1st-mitad de temporada ha recibido más pitcheos malos, mientras los pitchers se han encargado de enviarle menos bolas rápidas (47.8% por 52.3% en 2017), y una dosis superior de curvas (11.0% por 9.3%) y cambios de velocidad (12.5% en lugar de 11.6). Eso justifica un tanto la reacción de Gurriel, abanicando el 5.0% por encima de lo que intentó alcanzar con su swing el pasado año contra pelotas fuera de la zona de strike.
Luego de ver todos los ajustes y como Gurriel ha tenido éxito contra la nueva estrategia de la oposición, ¿será realmente negativo que no esté consiguiendo más jonrones? ¿Qué habría pasado si, en lugar de ajustarse para el contacto, Gurriel hubiese intentado elevar más la pelota? Yo diría que él se ha trazado una buena táctica, poniendo el contacto por encima de hacer swings grandes, pues la producción va mucho más allá de eso.
Luego de ver todos los ajustes y como Gurriel ha tenido éxito contra la nueva estrategia de la oposición, ¿será realmente negativo que no esté consiguiendo más jonrones? ¿Qué habría pasado si, en lugar de ajustarse para el contacto, Gurriel hubiese intentado elevar más la pelota? Yo diría que él se ha trazado una buena táctica, poniendo el contacto por encima de hacer swings grandes, pues la producción va mucho más allá de eso.
Otro interesante argumento: Entre todos los bateadores con patrones parecidos a los de Gurriel en el home plate (o sea, rango de contacto entre 80% y 82%, y swing a bolas fuera de la zona de strike entre 37% y 40%), el único bateador de .300 es Scooter Gennett, de los Rojos, que está derritiendo el pitcheo en la Liga Nacionalcon esta ardiente línea ofensiva: .332/.367/.534, y un OPS de .901, con 13 jonrones y 51 RBIs antes de este domingo.
Por supuesto que el poder es el ingrediente número 1 que buscan los equipos en la actual era de los jonrones en las Grandes Ligas, pero la producción de Gurriel en los Astros, aún sin una gran marca de jonrones, está ayudando a solidificar uno de los lineups más poderosos del béisbol en la Liga Americana. Es cierto que su slugging general casi se cae de los .400 antes de este domingo, pero estas gemas ocultas están dentro de ese resultado de muestra que a veces parece demasiado frío:
Slugging en varias situaciones de juego
.769, cuando pone la pelota en juego al 1st-pitch.
.446, cuando está delante en la cuenta.
.511, con la cuenta pareja.
.556, con corredores en posición de anotar.
.543, cuando el juego rebasó el 7th-inning, y su equipo está delante por una carrera o pierde por esa misma diferencia y tiene el potencial empate en base.
¡Eso es!, si está en tus manos: nunca te quedes con la primera impresión al ver una estadística en el béisbol… Recuerda, hay muchas más respuestas si vas hasta lo profundo del asunto.
De cualquier manera, aunque Gurriel tenga solo cuatro jonrones, hay un buen trabajo ofensivo ahí. Y si, al final, sus actuales tendencias lo dirigen a terminar el año en una lista de bateadores con menos de 15 o 10 jonrones --algo que no creo, pero podría suceder--, también estoy seguro de que bateará más de 50 extra bases y 40 dobles.
Entonces, ¿qué hay de malo en golpear más dobles que jonrones, sobre todo si tus hits logran remolcar carreras y crear situaciones de peligro frente al pitcheo oponente?... No será la primera vez, así que llévate la lista de los bateadores en la historia de los Astros de Houston con temporadas donde superaron los 40 dobles, y esa cifra aventajó por 30 unidades la producción de sus jonrones:
¿No hay grandes nombres ahí?... Entonces, para Gurriel sería un orgullo pertenecer a esa lista, pues, sin lugar a dudas, ¡batear y obtener éxito es un arte bendecido en el béisbol!