Por Alexander García Milián
A simple vista es una escena cualquiera, en un barrio cualquiera, entre la humedad y las paredes roídas de cualquier casa de La Habana. Pudiera ser también una escena de alguna novela de Daniel Chavarría; Joy, Príapos, La pica de Flandes; una descripción de esas de Amir Valle en Habana Babilonia o Si Cristo te desnuda. Tantos modos, tantas maneras, tanto pesar, que el rostro de Rey Vicente Anglada deja al espectador con la palabra atragantada.
Otra vez, regresan las escenas, el tiempo las vuelve volátiles y se ve al Anglada el héroe de los 70 e inicios de los 80, el que llenaba el Latino, luego al Anglada “traidor”, a la escoria, al “vendedor de juegos”, al amigo de Bárbaro Garbey, el industrialista que ganó en 1984, el anillo de Serie Mundial con los Tigres de Detroit. Un Anglada como personaje salido de una novela de Sallinger o Cormac McCarthy… El resignado, el olvidado… Anglada se esfuma, se va,… se pierde.
Vuelven de nuevo las escenas, Anglada es nombrado manager de Industriales para una segunda temporada luego de que el Bin Laden cubano, - Víctor Mesa- dijera “adiós a las armas” y se prepara para un esperado paseo… Ahora Anglada, otra vez el salvador, el héroe, la bandera del decoro y la moral….
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El “Duque”, Arrojo, Arocha, Garbey, Liván Hernández; tantos industrialistas, tanta pasión por lo azul en Fuera de Liga, la misma que Ian Padrón inmortalizó en el documental. Un filme que unió aún más a los de aquí, a los de allá, a los de todos lados; a los amantes de la pelota y sobran verbos para resumir.
Solas regresan otra vez las escenas; imágenes a veces nítidas en ocasiones oscuras; imágenes sueltas por aquí, juntadas por allá, El Duque en su carro paseando por Nueva York; Anglada en su casa de La Habana, sentado en un sillón viejo sin camisa, con cara de querer suicidarse…- A Industriales lo llevo siempre en mi corazón- dice el Duque- ; ríe a carcajadas,- Industriales es mi vida- expresa Anglada con solemnidad en su voz gruesa,… casi ronca.
Pero Anglada no se suicida, no se suicido, siguió esperando, haciendo de todo y a inicios de los 2000 es redimido; la “Santa Inquisición “o no se quién,- muchos dicen que Víctor movió sus cartas por ahí- lo absuelven de sus “pecadillos” y lo llaman a dirigir Industriales.
Gana tres campeonatos, dirige el Cuba, sale al extranjero, parece que se va,… de nuevo que se pierde, es la época del “Show” Mesa; no, Anglada aparece durante el segundo clásico como el avezado conocedor de béisbol que es; Anglada se mueve entre una parte de la “mesa chica” del béisbol nacional (Lourdes, Víctor, Higinio Veléz,…) y los execrables de siempre (Urquiola, Jorge Fuentes,…).
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Milán Kundera, Philip Roth, - No es país para viejos- ideas viejas, nuevas, caducas, innovadoras; Víctor Víctor y Víctor Jr. se van, la promotora de Marc Anthony les hace un promo oficial en Estados unidos, ya los Gourriel estaban allá,- en la MLB, el mejor béisbol del mundo-; Víctor renuncia a dirigir a Industriales, en Deportivamente se escucha a un tipo “ berreado ” o bueno, “ haciéndose el berreado”, - sí no contaron conmigo para nada yo no sirvo ya para nada- dijo a Rebelde.
Nada, el ser y la nada, Sartre, Camus; odios, pasiones desbordadas,… llega Anglada para la temporada dos…
Se ve en televisión a un Anglada optimista, esgrime ligeras muecas que denotan cansancio, quizás hastío pero no, Anglada, Rey; aquel que parecía suicidarse entre las paredes roídas de su casa, sale de nuevo a salvar a todos, a Industriales, a la dirección Nacional de béisbol;…. ¿ qué es esto?- el eterno retorno de Nietzsche. Bueno!, la insoportable levedad del ser en el béisbol cubano, en la realidad cubana,… ayer fueron otros, después otros tantos, más tarde Anglada,… parece que fue ayer, hace dos días,… siempre, pero no, es hoy.