A sus 38 años, Cepeda, con el respeto que se merece, ya es un estorbo, y bien podría ayudar a formar a nuevas generaciones |
Por Luis Álvaro Fernández
Los aficionados al pasatiempo nacional en toda Cuba se hacen eco de la misma interrogante: ¿será esta la peor actuación de un team Cuba de béisbol en Juegos Centroamericanos? Así es, al menos desde 1962.
Desde la cita de los XI Juegos de Jamaica-62, un equipo nacional no tenía un balance tan malo. El actual seleccionado, dirigido por Carlos Martí, juega para balance de 2-2. Mientras, el de 1962 perdió tres partidos de cinco, dejando el único registro negativo hasta la fecha para un team Cuba en ese tipo de competiciones. Sin embargo, en el 62 la novena cubana lució mucho mejor que la actual.
Por ejemplo, Cuba bateó entonces .303, guiada por el contacto de Urbano González (.417), Fidel Linares (.385) y Jorge Trigoura (.381). La novena actual, en cambio, es improductiva (.221), promediando apenas dos carreras por partido. El pitcheo sí ha dominado (2.31ERA), pero ha servido poco ante tan magro registro ofensivo.
En determinado momento, los supuestos jugadores claves del equipo defraudaron: Frederich Cepeda de 14-1, Guillermo Avilés de 11-1 con seis ponches y, entre noveno y primer bate, se ha escapado una gran posibilidad de alimentar los scores, ya que Raúl González y Roel Santos han recibido a 15 corredores en posición de anotar y han conseguido solo una impulsada.
Otra situación alarmante es el hecho de que el manager Carlos Martí, a pesar de ver cómo su alineación sufre un terrible slump, no hizo cambios. Excluyendo a Yordanis Samón (.294, tres dobles y dos empujadas), al menos siete bateadores fueron muy inconsistentes.
Tras una tupida manera de analizar el continuo descalabro de sus bateadores, Martí aún no tiene planes de cambiar su alineación. No obstante, cuando desempolvó el madero de Juan Carlos Torriente, el capitalino respondió con el único hit (de tres) que pasó al outfield contra Venezuela. Otra vez, la fórmula con estos equipos Cuba salpicados de treintañeros demuestra que el camino está perdido, y que las autoridades han decidido aplicar una extensiva renovación.
¿Quiénes sobran? Ya Víctor Mesa, en su momento, quiso enviar a casa a Frederich Cepeda. Es cierto que al espirituano aún le quedan destellos de su brillantez como bateador, pero ya están lejos de ser aquel ambidextro que destrozó el pitcheo profesional en los primeros tres Clásicos Mundiales.
A sus 38 años, Cepeda, con el respeto que se merece, ya es un estorbo, y bien podría ayudar a formar a nuevas generaciones.
¿Alexander Ayala en el team Cuba? Eso es solo porque ya los torpederos titulares de un verdadero equipo nacional ya no pueden integrarlo por decisiones políticas. ¿Jugaría Ayala estando al lado de Adeiny Hechavarría, José Iglesias, Aledmys Díaz o Erisbel Arruebarruena, por solo citar algunos nombres? ¿Necesitamos mencionar otros ejemplos por posiciones?
La solución es evidente. Los mejores jugadores cubanos se siguen yendo del país mientras las autoridades insisten en no contar con ellos, empecinadas en mantener a sus "peloteros confiables". De no cambiar esta política, las derrotas seguirán apilándose, y pronto veremos debutar en las Grandes Ligas al pelotero cubano número 300.