El cubano que dejó a Cleveland y potenciales millones, por la Serie Nacional, el dominó, el ron y vender la merienda

La historia de Roberto Hernández, un joven lanzador espirituano que dejó un contrato de 360 mil dólares en Estados Unidos por la añoranza de su tierra, de su batey en Sanctis Spiritus
La historia de Roberto Hernández, un joven lanzador espirituano que dejó un contrato de 360 mil dólares en Estados Unidos por la añoranza de su tierra, de su batey en Sanctis Spiritus
Por Alexander García Milián

Decía el célebre filósofo, estadista y emperador romano Marco Aurelio que todo lo que escuchamos son opiniones, no hechos; lo que vemos no es la verdad sino una perspectiva. Sin dudas sabias palabras, valederas en cualquier contexto.


Verdad, mentiras, apariencias, engaños; todo fluye de modo acompasado en la mente de los hombres.

Hace ya varios días el portal Cubadebate publicó un trabajo periodístico que contaba la historia de Roberto Hernández, un joven lanzador espirituano que dejó un contrato de 360 mil dólares en Estados Unidos por la añoranza de su tierra, de su batey en Sanctis Spiritus.

Mucha polémica, miles de opiniones se han vertido al respecto desde el mismo instante que comenzará a difundirse el trabajo. La mayoría expresando la simpatía por el muchacho pues el modo de narrar lo sucedido realmente engancha para decirlo bien claro.

En un primer momento lo acontecido con Hernández sume al lector en una profunda tristeza, luego las emociones generan las más disímiles perspectivas. La familia, el desinterés por el dinero, la nostalgia por el hogar, elementos que se conjugan a la perfección en el reportaje. Pero decía también el uruguayo Eduardo Galeano que la nostalgia es buena, no obstante la esperanza es mejor.



Para ir diseccionando el asunto, tomemos como referente la sentencia de Galeano y entonces preguntémonos, ¿Cuál es la esperanza de Roberto ahora?; Los años de sacrificio de él y de su familia… ¿Dónde quedaron?

Confieso que llore, que llore como lo hicieron él y su padre al sentirse tan solos estando bien lejos de su gente, de su abuela; llore más aún, todavía a veces lo hago cuando me imagino los años venideros de Roberto y pienso en que quizás sin saberlo dejó escapar la mejor de las oportunidades.

Hasta en “Al duro y sin guantes”- especial- sí señores, pues estaban Taladrid, Rodolfo García y Sergio Ortega; ahí hablaron de Hernández y su historia. Una muy buena labor proselitista la de estos “ camaradas ”, primero en el periódico Escambray, luego en Cubadebate, después en Telerebelde;… bueno el amor a Cuba primero, pero con tantos matices;… con tantos que la historia parece hecha más para contrastar ciertas opiniones, determinados criterios que afectan el estatus quo imperante en la Isla.



La familia, es lo primero para mí de igual modo, de la misma manera extraño mi tierra, el pueblo donde nací. Pero luchar por un futuro, creer que se pueden alcanzar mis metas es lo que me permite ahora escribir para ustedes. Entonces… ¿Qué paso en realidad con Roberto?

La vida breve, el pesimismo que ralentiza el pensamiento; Juan Carlos Onetti, una mirada, miles, una opinión, ¿una verdad?, ¿Cuál? Lo fugaz de la vida; el modo tan acelerado en el cual las cosas fluyen, la vida es breve sí; es el nombre de la novela de Onetti, un escritor uruguayo que puede ser dos, tres escritores uruguayos, o argentinos, o japoneses; un escritor uruguayo que puede ser agua y fuego. Me detengo y reflexiono, miro hacia todos lados y veo en flash backs la mirada perdida de Roberto Hernández en la foto del trabajo, pienso que quizás miraba hacia el home y me calma; ama el béisbol- me digo.

La nueva pregunta llega sola a mi mente- ¿Hasta cuándo el talento se desechara?- es que luchar, ganarse el dinero con el trabajo y el esfuerzo propio, es sinónimo de paria, de burgués acomodado y para ello se hace lo que sea. Se utiliza ¿Por qué no? El sufrimiento de un niño, de su familia, su padecer por tener que renunciar a lo que añoraba, para hacer ver que somos el gran modelo de sociedad que un día pretendimos y que hoy solo en sueños nos acercamos; ¿Qué hay para ofrecerle a Roberto por su talento?... ¿Cuántas preguntas?... Aún espero respuestas



Al continuar pienso que Roberto y su familia son parte de esas víctimas que sufren el impacto de esa madeja informativa que le hace ver por ejemplo a los peloteros, que sus metas sean: soñar con un carro para el retiro, un salario de quinientos pesos y terminar “luchando” de a todas por tener una misión deportiva. 

También viene a mi mente esas historias que he escuchado de peloteros, hombres del terreno que tenían que vender los spikes, los trajes, las latas de refresco en las meriendas para poder vestir a sus hijos. Vuelvo a pensar en Roberto y sus tristes miradas; veo entonces trazado su camino.

Las ilusiones se fueron, las mismas que lo llevaron a Dominicana, las que lo hicieron firmar el contrato y me sigo preguntando… ¿Cómo?; las afirmaciones que entiendo como respuestas me llenan más de incertidumbre, me mantienen a la expectativa al punto de creer que la historia fue creada para mostrar una buena ficción.



El hecho de salir del país para crearte una carrera no es algo que se piense en dos minutos; es cosa seria, arrepentirte ya con el 50 porciento de la tarea hecha es difícil de creer.

¿Qué le espera a Roberto ?... La Serie sub 23, hacer el primer equipo de Sanctis Spiritus a la Serie Nacional y luego regresar al pueblo a matar el tiempo en el domino o el alcohol; volver a soñar con lo que un día fue y cuando piense que todavía puede se de cuenta que los años, el paso fugaz de los días no pasaron por pasar.


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