Por Alexander García Milián
Aún se debate sobre el premio novato del año para Cesar Prieto. El cienfueguero que juega ahora de refuerzo con Villa Clara ha sido sin dudas la sensación de la Serie 58.
Prieto no acumuló los turnos oficiales necesarios en la campaña anterior y con ello se esfuma lo que pudiera ser un lastre para el premio. Es algo merecido y resulta inobjetable la calidad del joven paracortos.
Pero las preguntas no es sobre el talento de Prieto, las interrogantes se cuelan por sí solas, aunque traten muchos de opacarla, ¿Qué tiempo estará en Cuba?, ¿Cuándo podrá llegar a la MLB?
Es risible el hecho de que nuestros comentaristas ensalcen la actuación de Prieto, que le hagan ver a la gente que durara toda una eternidad en la Isla, que vestirá veinte años la franela del equipo Cuba. En fin otra de tantas que nos ofrecen los compañeros.
Ayer
Desde que José Ariel Contreras dejara a todos con la bola en la mano, el éxodo se vuelve algo normal, es el reflejo de una condición inherente a cada ser humano, la busca de la felicidad. Lo que para unos es traición para otros es un derecho a soñar y querer vivir mejor.
La estela desde entonces ha crecido; Kendry Morales, Yunel Escobar, Alexey Ramírez, Aroldis Chapman; la lista es inmensa y los nombres resultan harto conocidos para el aficionado.
Si en un tiempo eran los menos, Bárbaro Garbey, Euclides Rojas, Rene Arocha; los años posteriores a las décadas de los 80 y 90 del pasado siglo dispararon las estadísticas de cubanos en el circuito de Grandes Ligas.
Ya de hecho es algo establecido que cualquier pelotero que tenga un mínimo de talento siquiera se arriesgue a la aventura.
Por ello el enfoque con Cesar Prieto, no es la Serie Nacional sino pensar en cual organización de Grandes Ligas podría jugar, reafirmo mi tesis.
Para sumar más elementos, José Dariel Abreu, Yasiel Puig y Erisbel Arrebarruena, cienfuegueros igual que Prieto, con suficiente calidad para imponerse, llegaron al beisbol rentado… ¿Por qué no Cesar?
Esperanzas truncadas
Es decir esto por decirlo o aquello para ratificar algo que es ordenado.
Lo cierto es que en cada momento que surge un pelotero como Cesar Prieto como ya hacía alusión, el triunfalismo se exacerba y la verdad queda truncada. Hay que decir las cosas como son y no emitir juicios con la conciencia de hace veinte o treinta años atrás. Los tiempos cambiaron, todos lo saben.
Cuando en la Serie del Caribe o en otras ligas se ven a jugadores cubanos que militaron en equipos de los campeonatos nacionales, no se sabe que decir y cuando se habla se dice con temor. Ayer fueron, tantos, hoy es Cesar Prieto, mañana puede ser cualquiera.
Estimado lector, esta es una reflexión somera sobre la validez que aún posee el pelotero cubano, sobre lo que ha de ser su provenir, sobre la verdad y nada más… Nos vemos a la vuelta.
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