ESCÁNDALO: Desertaron 12 futbolistas del equipo de Cuba en Tampa



No, 8 no es el número de goles que Cuba le anotó a Sint Marteen en su último partido, tampoco la cantidad de puntos que acumuló nuestra selección ni tampoco el lugar ocupado por nuestra selección el pre mundial de la CONCACAF. Ocho fue el número de jugadores que en el día de ayer regresaron a la isla una vez terminada la participación cubana en este torneo.


A saber en el vuelo que en horas de la mañana de ayer partió rumbo a La Habana desde Tampa solo viajaron Manuel Cruz, Marlon Sánchez, Lázaro Monzón, Karel Espino, Jean Carlos Rodríguez, José Pérez y Christian Flores, el resto permaneció en Estados Unidos, unos tomaron rumbo norte, otros sur, y otros… bueno aun no se sabe.

La estampida comenzó después de la derrota contra Honduras con la que se perdía las esperanzas de clasificar a la Copa del Mundo, misma que mantenía a este grupo unido.

A cuenta gotas fueron saliendo uno tras otro los jugadores hasta que tras el partido contra Sint Marteen el grueso del grupo inició su camino en busca de convertirse en jugadores profesionales.

Un sueño complicado, tal vez más complicado de lo que ellos puedan creer ahora, y en el que necesitarán además de ese inmenso talento que tienen, ayuda, paciencia y mucha, pero mucha disciplina.



Disciplina para entrenar, para no dejarse llevar por la innumerable cantidad de distracciones que existen en este país, pero un sueño que no existía en Cuba, una posibilidad que las mismas autoridades deportivas cubanas les niegan.

La necedad, la incultura, la mentalidad mediocre y esclavista del sistema cubano, que necesita tener el control sobre toda persona y que trata de decidir por ellos es realmente la causa de que cosas como estas sucedan.

Las deserciones, y me cuesta trabajo llamarlas así, son el síntoma, de una enfermedad que ya todos conocemos, el mundo ha cambiado y a los jóvenes de hoy en día expuestos al mundo exterior no es tan fácil engañarlos convencerlos con los cuentos de hace años atrás.



Malas atenciones en las concentraciones, condiciones precarias de alojamiento, alimentación transporte, la casi nula posibilidad de conseguir contratos en el extranjeros, Campeonatos Nacionales ridículamente cortos, en terrenos y localidades de pésima calidad son factores que sin duda motivan que los muchachos den el paso de arriesgarse y buscar por si mismo un futuro que es totalmente incierto.

La larga separación familiar más que la confianza en el sistema y en la AFC es el gran factor por el que hoy en día la lista no sea más grande.

El mundo ha cambiado y Cuba sigue detenida en el tiempo, atada a un sistema que promueve la mediocridad limitando el desarrollo de las figuras jóvenes y el desangre de los talentos que posee nuestro deporte.

Cuba clama, reclama y exige que el mundo se abra a Cuba pero Cuba se niega una y otra vez a abrirse no solo al mundo sino también a los cubanos.



Lo más triste es que la salida de los 12 muchachos de Brandeton ha pasado prácticamente desapercibido y parece que ni a la FIFA ni a la CONCACAF le importa buscar las causas que provocan tales situaciones y no pone bajo investigación a la Federación Cubana de Futbol. 

¿Qué es lo que esperan los organismos rectores del futbol para hurgar en la madriguera del Marrero? ¿Qué se quede el equipo completo? Esperemos no haya que llegar a acciones extremas para que esto ocurra.

Habrá hoy, mañana, tal vez dentro de una semana o cuando las actuaciones de estos muchachos resalten y sean reclamados para la selección nacional, que los acusen de desertores, gusanos, traidores o cualquiera que sea el apelativo que se esté de moda en esos momentos para nombrar a los que rompieron un día las cadenas y emprendieron el vuelo a la libertad.



Honor a los que regresan, a los que a sabiendas de lo que les espera en casa, decidieron hacer sus maletas y regresar a la familia de la que se despidieron hace unas semanas con el pleno conocimiento de que el futuro luce poco, pero muy poco prometedor.

Que no se señale con el dedo a los que se quedaron, que se les abran las puertas y quien puedan ayudarlos así lo hagan; que tampoco se señale con el dedo a los que regresan pues en esta historia, unos y otros son víctimas, victimas como las familias que quedaron separadas, victimas como la Selección Cubana que no podrá contar con 12 de sus estrellas nacientes, a las que el gobierno y sus políticas le cerraran las puertas, estrellas que irónicamente a donde quiera que vayan representarán y pondrán en alto el nombre del Futbol Cubano.


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