Por Alexander García Milián
La pelota nos envuelve en una magia donde las historias se vuelven leyenda y entre cosas simples y magnánimas vemos sentados frente a la tele un ponche de mil quilates para cerrar un inning o un batazo descomunal en un juego al taco en la cuadra.
Desde los Medias Rojas de Boston y la maldición del Bambino, hasta los Cachorros de Chicago y la maldición de la cabra, todo un universo de mitos acrecienta la vida del planeta béisbol.
El trofeo del campeonato es la cumbre para cualquier equipo u organización. Unos como los Yankees de Nueva York, se han cansado de ganar con los 27 títulos que tienen en su haber, otros luchan durante una temporada por tan solo mantenerse en el primer nivel o mejorar posiciones.
La historia de Industriales, es la historia de miles en Cuba. La existencia del equipo azul ha marcado buena parte de los destinos de muchos aficionados en la Isla. Con sus doce campeonatos marcha como rey absoluto de las Series Nacionales, pero la sequía que data ya de 8 años, empieza a preocupar.
Segundas partes no tan buenas
La llegada de Rey Vicente Anglada para su segunda temporada al frente de los de la capital insufló de esperanzas a muchos. La realidad, tomando como precedente los tres cetros obtenidos en la primera década de este siglo; la cruda realidad pinta otro panorama.
Es un equipo que a primera vista luce sólido pero el andar del elenco nos muestra a jugadores cansados, faltos de concentración y con deficiencias en la biomecánica de bateo.
El pitcheo, es el caso más sensible, pues a pesar de que el avezado José Elosegui hace de tripas corazón para sacarles el máximo a los muchachos, no se avizora un futuro promisorio para un novel staff como el de Industriales.
El descontrol, la ausencia de recursos, la falta de enfoque en conteo favorable para cerrar al bateadores; todos son aspectos que se tornan imperceptibles pero están ahí y haciendo mella.
Y lo dijo Rey…
A comienzos de esta temporada, luego de ese paso atronador de Industriales, el manager Anglada, lo dijo bien claro,- “… No he visto un equipo ser champion sin pitcheo…”.
Entonces llego el cataclismo pese a la sarta de aduladores que seguían pidiendo por Industriales. Los habaneros tuvieron que decidir en el comodín su permanencia en la Serie.
Ya a estas alturas la esperanza de un despertar por parte de los refuerzos pinareños parece incierta, casi imposible. La presión aumenta y la necesidad de responder apremia para un buen desempeño de los vegueros.
Una nueva maldición parece que nace, es la del equipo más ganador en Cuba. Los Industriales, la selección agraciada para los comentaristas, el conjunto más querido y odiado en la geografía nacional tendrán que esperar para una nueva corona.
Tal vez son las malas lenguas las que sepultan las esperanzas, quizás la falta de buen béisbol. Es mi criterio, simplemente mi opinión… ¿Y la suya?
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