Los sucesos apremian, ahora es Yera, mañana puede ser cualquier otro. La solución no estriba en superfluas terapias psicológicas sobre Yoannis |
Por Alexander García Milián
Ya la Comisión Nacional anunció, bajo esquelas llenas de misterio que el zurdo Yoannis Yera podrá ser solicitado como refuerzo en la próxima ronda, previa a las semifinales de la Serie 58.
La noticias pretende maquillar un poco el impacto que provoco en la afición beisbolera, la separación del yumurino de las filas del equipo holguinero.
También cargada de misterios, la circular hiso alusión a la incompatibilidad de Yera con la selección de Holguín y ya con sutil verborrea pretendió disipar todo.
Los gestos, la actitud, la forma desmedida para algunos del matancero, elementos que emergieron en los primeros análisis para justificar o tratar de comprender el asunto. Todos argumentos sutiles y apañadores de los directivos del béisbol en la Isla. ¿Por qué?
Primero: no es menos cierto que el pelotero matancero asimilo una mentalidad ganadora en la era Víctor Mesa que a estas alturas, la combinación que agrupa los hechos de no clasificar y ser pedido como refuerzo, se vuelve un duro mazazo.
La conciencia de los de la Atenas no asimila la derrota y la cuestión se exacerba cuando vas a reforzar al último lugar de la Serie, aquí el factor motivación se queda en menos cero.
Los sucesos apremian, ahora es Yera, mañana puede ser cualquier otro. La solución no estriba en superfluas terapias psicológicas sobre Yoannis. La vía para zanjar de una vez el problema esta en la mano de Higinio Veléz y su gente.
Algunas ideas…
Estos argumentos no representan para nada el descubrimiento del agua fría o de algún principio científico en la física o la química… El cambio de estructura viene a colación de nuevo, pues es preciso que nuestros jugadores comiencen a verse como profesionales, como beisbolistas y dejen a un lado el factor territorial. Un ejemplo, para no ir a MLB; la nómina de los Leones del Caracas no esta compuesta solo por peloteros de la capital venezolana, la integran además de jugadores extranjeros, otros atletas que vienen del interior del país.
El sello identificativo de un equipo se lo da el buen béisbol, las ganas que le pongan al deporte; el público va al estadio por ello. Con tal de ver pelota de nivel, las personas siguen a los Mulos de Mayajigua. Lo que digo es que si se agrupan a los jugadores de Matanzas, Mayabeque y Cienfuegos en un equipo y se le cambia el nombre, los fanáticos los va a seguir igual, nadie va a hacer distinciones por provincia. Esto por citar otro ejemplo.
Lo sucedido con Yera, y queda como mi criterio pasa en buena media por aquí. El yumurino, como otros es víctima de la mala estructura que al final afecta a los protagonistas,… los peloteros.
¿Ganas de qué?
Es cierto que Yoannis Yera estuvo en Panamá con los Toros de Herrera, el pudo luchar sus quilos para quizás hacerse de una casita o vivir con algo de desahogo pero a un pitcher de su nivel eso no le representa nada.
El talento debe remunerado en total medida con las capacidades, ya de diplomas no vive nadie, las ganas de jugar pelota de esa manera tan ingrata eran verdes y se las comió un chivo.
Yera no cometió ninguna indisciplina, solo reflejó su rechazo a la incomodidad, mostro la faceta más clara del hastío en el que viven los peloteros de la Serie Nacional.
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