Ángel López: "Nos suspendieron por una llamada que nunca pasó"

Sufrió injusticias y saboreó premios, pero sigue amando el béisbol por encima de todo y nada le hace más feliz que calzar los arreos para colocarse detrás del plato y bien delante en el corazón de todos
Sufrió injusticias y saboreó premios, pero sigue amando el béisbol por encima de todo y nada le hace más feliz que calzar los arreos para colocarse detrás del plato y bien delante en el corazón de todos
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Por Jorge Ebro.

Ángel López es la bondad convertido en hombre. Con su voz suave y sus modismos de caballero, cuesta trabajo creer que durante muchos años dirigió con mano firme y certera el pitcheo de unos equipos de Villa Clara que imponían respeto en la década de los 90.

Llegó tarde para cumplir el sueño de las Grandes Ligas, pero a tiempo para vivir una existencia plena en Tampa, rodeado del cariño de amigos y antiguos peloteros que suelen visitarlo en su feudo, donde habita un pedazo de Cuba.


Sufrió injusticias y saboreó premios, pero sigue amando el béisbol por encima de todo y nada le hace más feliz que calzar los arreos para colocarse detrás del plato y bien delante en el corazón de todos.

Ustedes han logrado algo importante en Tampa.

“Sí, desde hace varios años nos dimos a la tarea de reunirnos los fines de semana y efectuar juegos, pero luego dijimos que cada vez que pasara un pelotero cubano por aquí le íbamos a hacer un homenaje’’.

El último a Omar Linares.

“Para mí, que he jugado las dos pelotas, la de allá y la de aquí, te digo que no hay muchos jugadores como él, con ese talento, con cinco herramientas, para mí el más grande que ha pasado por la pelota cubana’’.




¿Cómo es tu vida aquí?

“Mi trabajo principal es en farmacia en una compañía americana, pero nunca he dejado la parte del deporte y entrenamos a jugadores de Grandes Ligas como José Bautista, Melkys Cabrera, Francisco Cervelli, Adonis García. Yobal y yo tenemos una academia para niños’’.

¿Qué recuerdas con agrado de la pelota cubana de tu tiempo?

“Lo competitiva que era, lo talentosa que era. A mí me costó muchísimo llegar al equipo Cuba. Había muchos receptores buenos. Yo era el heredero de Alberto Martínez en Las Villas, pero estaban Manrique, Alberto Hernández. Siempre fui tercero o segundo’’.



¿Y lo peor?

“La suspensión de nosotros por aquella llamada de Rolando Arrojo que nunca pasó. Hoy en día todo el mundo habla con todo el mundo, pero aquello, que era falso, nos trajo un gran problema. Aquello me costó mi carrera en Cuba’’.

Luego te vas y firmas con los Marlins.

“Sí, estaba decidido a seguir mi carrera. Quise intentar el sueño de Grandes Ligas, pero eran tiempos difíciles. Los Marlins me firmaron en Puerto Rico, pero ese año estaba Iván Rodríguez y solo jugué Doble y Triple A’’.

¿Estás contento con tu carrera?

“Sí, lo principal es que jugué béisbol, el deporte que amo. Jugué en el equipo Cuba y estuve en la pelota profesional. Alguna tristeza me quedará por ahí, pero en sentido general soy feliz’’.


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