Por Elsa Ramos.
Hasta la Sala de Quemados del Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos ha dado cuenta del mal estado del patinódromo espirituano, que ya hoy perdió todo el abolengo que tuvo en Cuba, cuando se convirtió en centro de las principales competencias nacionales de todas las categorías.
La “remisión” se debe a las estrepitosas y graves caídas que sufren los niños que practican en la pista de patinaje y que producen frecuentes rozaduras por cuenta de una construcción que nunca redondeó su terminación y, al cabo de siete años, tras ser inaugurada de manera rimbombante, empieza a cobrar —y caro— sus descosidos.
“Es como una lija”, ilustra Yunior Rojas, uno de los padres que acudieron a Escambray. “Hacemos un gran esfuerzo, a los niños les gusta, sabemos que el país no puede comprarles patines, pero cada tres meses hay que cambiar las gomas porque se gastan y cuestan de 80 a 120 dólares, ya no podemos más”
PATINANDO
Ansias le costó a Sancti Spíritus tener su patinódromo. Iniciado en 1996, se paralizó y, casi dos décadas después de varios patinazos, se terminó…, o al menos se entregó por parte de la Empresa Constructora de Obras de Ingeniería No. 30, con el empuje mayor de Heriberto Moreno, entonces presidente del Inder.
“Nunca se le echó una capa de rodamiento y luego se fue deteriorando con el tiempo, fíjate que la de Cienfuegos la reparan dos veces al año. Y resulta lastimoso, porque esta posiblemente pudiera ser la mejor pista de Cuba, tiene las medidas oficiales, las que llevan las pistas internacionales, hasta las olímpicas”, alega Carlos Miguel Bravo, uno de los profesores de la disciplina.
Montado sobre patines desde hace casi 25 años, Lázaro García Gómez, como entrenador, vio nacer esta instalación, que tiene una pista oficial de peralte (interior) de 200 metros y otra de ruta (exterior) de 300 metros. Mas ni siquiera ello atrae. De referencia nacional y hasta base de entrenamiento del equipo Cuba en sus inicios, el patinódromo lega a Sancti Spíritus una mala reputación.
“Nadie quiere venir aquí por esto de las caídas peligrosas —comenta Lázaro—; además, por lo mala que está, los tiempos no se asemejan en nada a los que hacemos en Cienfuegos o en La Habana y así no se puede hacer un pronóstico objetivo”, añade.
No obstante, Sancti Spíritus ha logrado seguir entre los primeros del país en todas las categorías, con 24 medallas solo el pasado año y destaque para las principales figuras de hoy: la internacional y recordista nacional Haila Brunet y Dayron Robles, quienes buscan ya boletos para los Panamericanos de Perú, aunque los dos se cuidan de dejar su piel en la pista que los llevó a la cúspide.
Y aunque cualquiera advierte la “soledad” de la pista, enclavada en los bordes de la Circunvalación y el estadio José Antonio Huelga, lo cierto es que ahí sigue con su pavimento gastado, las piedras a flor de piel y hasta un desagüe tupido que la inunda de vez en vez. “Se puso en malas condiciones hace unos dos años y con las aguas de mayo se le crearon muchos poros; nosotros, la comisionada, los padres lo hemos planteado, pero nada”, alega Lázaro.
Gestiones, al parecer, se han realizado. Los padres lo dijeron desde el inicio, tal como lo corrobora Reinier Peláez Fernández, padre. “Nos preocupamos por la salud de los niños, no pedimos nada, solo que arreglen la pista como antes. Hemos hablado con el Inder, unas veces nos han dicho que el presupuesto, otra que si los recursos”.
Carlos Bermúdez, director de Deportes en la provincia, refiere: “Se han dado varias reuniones con el Micons, en una de ellas se decidió regar un líquido asfáltico, pero eso no resolvió; el Gobierno también se ha ocupado y ha mostrado la disposición de traer la solución hasta de otra provincia si aquí no aparece”.
Hace poco fue hasta allí una brigada de constructores, y “pese a que uno de ellos advirtió que no servía, echaron el asfaltil —dice Carlos Miguel— y se puso, incluso, peor. Algunos niños han tenido quemaduras de tercer grado”. Lo preocupante es que, al decir de José Luis Rodríguez, director de la Unidad Presupuestada del Inder, “esa instalación no está en ningún presupuesto para el año que viene, si sale será por mantenimiento constructivo”.
Además de constituir un reservorio de medallas para Cuba en juegos múltiples, el patinódromo puede recobrarse como sitio recreativo y sano para los espirituanos como lo fue en sus inicios. Ojalá no haya que aguardar por las mismas décadas que esperó para convertirse en lo que es, o que la Sala de Quemados siga como principal evidencia, antes que el deporte y sus deportistas.
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