Lo del abridor Dachel Duquesne fue una hazaña que permite a los Tigres seguir con vida en la semifinal |
Por Oscar Sánchez.
Y si vibrante fue el final en el Sandino santaclareño, en el Cepero avileño, otro partidazo hizo que ni aficionados, periodistas o los que en sus casa disfrutaban de la señal de Telerebelde, pudieran terminar el encuentro sentados. La descarga de adrenalina podía respirarse en la mágica noche beisbolera.
Cinco jits y un sacrificio pueden ser mucho para solo tres carreras, pero fueron las suficientes para que los avileños se fueran arriba en el tercero y era lo que necesitaba el derecho Dachel Duquesne en pos de amarrar cortico a los mismísimos Leñadores, quienes en ocho completos solo pudieron conectarle siete incogibles, ponchando nada menos que a diez de esos furiosos bates, con solo dos bases por bolas. Hoy, frente a ese equipo que es capaz de ganar con su poder o con su velocidad en las bases, lo de Dachel fue una hazaña que permite a los Tigres seguir con vida en la semifinal.
Yander Guevara fue su rescate en el octavo y sacó el último out, pero en el noveno, los tuneros que son especialistas en no perder, sea cual sea la diferencia, salieron a buscar la estocada mortal del 4-0. El combativo pitcher permitió imparables de Yasiel Santoya y Leones Figueredo y tras ponchar al emergente Rafael Viñales, Yunieski Larduet tocó la bola y prácticamente la puso con la mano al costado izquierdo del receptor; voló, como solo él lo hace hacia la inicial para llegar quieto, congestionando las almohadillas a falta de dos outs para la victoria avileña.
Ante ese panorama, el peligroso Jorge Johnson se paró en la caja de bateo y roleteó por el campo corto para dobleplay, pero el tiró a la inicial de Raúl González no fue bueno y quedó con vida Johnson, lo que aseguró dos registros tuneros que cerraron (4-3) la pizarra del Cepero. La tensión subió porque en turno estaba el hombre inspiración de los Leñadores, Don Danel Castro, y el que nunca falla en esos momentos llevó la cuenta al máximo, a tres bolas y dos strikes, para sacar línea tendida al central que metió en tercera a Johnson, con lo cual dejaba al capitán y cuarto bate tunero Yosvani Alarcón la decisión del juego. El timonel de los Tigres extrajo a Yander para instalar en el montículo a Raidel Martínez, y el supersónico pinareño a golpe de rectas de más de 90 millas por horas le recetó al máscara de Las Tunas su cuarto ponche de la noche.
Como en la porfía entre espirituanos y villaclareños, debemos tener acá el remake del enfrentamiento inicial entre Lázaro Blanco por los Tigres y Yoanni Yera, por Las Tunas.
Y qué bueno que ninguna de las semifinales acabó 4-0, así tendremos más pelota, más tensión, más emociones, esta Serie Nacional que estamos viviendo lo merece.
Comentarios
Publicar un comentario
Formulario de comentarios